lunes, 7 de diciembre de 2015

YOUMSSI



Me llamo Bertín Youmssi y soy de Camerún. Decidí buscar una oportunidad en España porque en mi país no puedes prosperar de ninguna forma a no ser que estudies y en mi situación eso es imposible.
Una noche huí de casa sin decir nada a nadie y me planteé como primer objetivo llegar a la frontera de Marruecos. Hacía el camino por la noche, andando y escondiéndome muerto de miedo. Por el camino conocí a muchos como yo y nos ayudábamos como podíamos.
Cuando ves las luces de Ceuta, parece que has llegado al paraíso pero primero hay superar en infierno que supone cruzar la frontera.
Me quedé en Marruecos dos años y medio y conseguí reunir los 1.300 euros que me pedían para ayudarme a cruzar.
Lo hice nadando, pegado a la espalda de un buceador. Casi morimos ahogados pero al final la policía nos pilló y eso fue lo que nos salvó.
Hubo un juicio y pasé a un centro de acogida en Ceuta pero tuve suerte y me dieron un permiso para poder ir a Madrid.
Yo tenía la idea de que en España todo era lujo y la vida iba a ser fácil pero estaba equivocado. Aún así, luché y conocí a buenas personas que me ayudaron. Ahora estudio en la universidad, trabajo con un grupo de música africana y mando dinero a mi casa en Camerún.
Mi sueño es volver allí convertido en un hombre con estudios para trabajar en la administración y ayudar para que pueda cambiar la situación en Camerún.


sábado, 5 de diciembre de 2015

Historia de miedo.

Mensaje en la pared.


Rocío acababa de empezar la universidad y compartía un pequeño piso con Carmen.
Al principio todo iba bien, las dos estudiaban en el mismo sitio, tenían los mismos horarios y lo hacían todo juntas.
Después de Navidad, Carmen dejó de salir y empezó a centrarse más en sus estudios y organizar un poco más su vida. Tal vez porque ella no era tan inteligente como Rocío y por supuesto, tampoco era tan popular.
Poco a poco se fueron distanciando porque ya no veían la vida de la misma forma.
Rocío salía cada vez más y traía a casa a chicos que pasaban la noche con ella.
Una noche, Carmen llegó tarde a casa y cuando entró escuchó ruidos. Decidió no encender la luz para no molestar y pasar inadvertida. Se fue derecha a la cama y se durmió al instante porque estaba muy cansada.
Por la mañana desayunó, se duchó y se preparó para ir a clase. Como Rocío parecía no haberse despertado, se fue para no molestar.
Cuando regresó a casa a la hora de comer, todavía Rocío no se había levantado. Esta vez sí entró en su habitación y lo que vio jamás podrá olvidarlo; Carmen estaba en el suelo en un charco de sangre y en la pared de su cama alguien había escrito con sangre: Menos mal que no encendiste la luz, podrías haber sido tú...